En su momento fue etiquetado como el camino más peligroso del planeta; pero, como no hay peligro sin emoción, ahora el Caminito del Rey está considerado como una de las rutas más atractivas, bellas y recomendables del mundo, al menos para los amantes del vértigo. Si te va la aventura, no tienes vértigo y estás en forma, tienes una cita obligatoria en el malagueño desfiladero de los Gaitanes.
Lo que tienes que saber antes de irte al Caminito del Rey
Eso sí, conviene que tengas en cuenta una serie de recomendaciones antes de recorrer los tres kilómetros de pasarelas que cuelgan de estas paredes imponentes. La principal es que te relajes durante la visita. Las pasarelas parecen traicioneras, más que nada porque tienen más de cien años de antigüedad, pero se trata de una estructura que ha pasado por un proceso de rehabilitación profundo. Así que relájate y disfruta.
Eso no quiere decir que puedas ir en plan Indiana Jones y pases de todo. El camino es seguro, sí, pero te pedirá un poco de esfuerzo físico por tu parte, especialmente si lo recorres bajo un sol justiciero. Solución: lleva una mochila pequeña con agua fresca, frutos secos, alguna chocolatina y loción protectora. ¡Ah!, y no te olvides de tus pies, que deben calzarse con unas buenas botas de senderismo.
Informaciones prácticas
Igualmente, antes de poner el pie en el Caminito del Rey, conviene que vayas al baño, más que nada porque el desfiladero no cuenta con servicios. De hecho, ni siquiera tiene espacios para realizar paradas, así que conviene que la única carga que lleves sea la de tu mochila.
En cualquier caso, prepárate para disfrutar de un día de auténtica aventura, ya sea en familia, en solitario o en pareja. El camino que inaugurara Alfonso XIII a principios del siglo XX está ahí para que lo disfrutes, recreándote en las formaciones rocosas del cañón o conteniendo la respiración sobre el cauce del Guadalhorce a más de cien metros de altura.
En la página web del Caminito del Rey recuerdan que el recorrido es lineal: comienza en el pantano del Conde de Guadalhorce (Ardales) y termina en la presa del Chorro (Álora). Es decir, que después de maravillarte con el valle, los cañones y los desfiladeros del Caminito, tras ocho kilómetros de trayecto y casi cinco horas caminando, hay que buscarse la vida para regresar a Ardales.
Si llegas en tu propio coche, no te quedará más remedio que subirte al bus que une la salida de El Chorro y el acceso del pantano. Es bastante asequible, por lo que no tendrás que preocuparte por la salud de tu cartera. Por otro lado, si decides llegar a la zona haciendo uso del transporte público, siempre puedes optar por otras vías para volver a casa o, por qué no, alargar un poco más la escapada si tienes tiempo.
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