1. Catedral de Córdoba
Esta fusión única en España entre mezquita y catedral mantiene el atractivo estético de su origen islámico, una belleza que alcanza su punto más álgido en el famoso 'bosque de columnas' de la sala de oración. Escápate a Córdoba y disfruta de una tarde de tapeo por el centro histórico antes de adentrarte en una de las joyas arquitectónicas de la cultura omeya.
2. Catedral de Sevilla
¿Buscas una catedral descomunal? En Sevilla tienes la catedral gótica más grande del mundo. Si eso no fuera suficiente, el templo catedralicio de la capital andaluza ofrece un tesoro patrimonial en forma de alminar, la Giralda. Se trata de un campanario de algo más de 100 metros de altura cuyo estilo bebe de la herencia andalusí. Como Sevilla, su catedral tiene un color especial.
3. Catedral de Granada
Granada es algo más que piononos, tapas generosas y miradores con vistas a la Alhambra. Su catedral hay que incluirla entre los reclamos de la capital nazarí, uno de los templos más relevantes del Renacimiento en España. Su aspecto imponente se intensifica al caminar por sus alrededores, un entramado de callejones angostos repletos de tiendecitas que conservan el encanto medieval del casco antiguo.
4. Catedral de Toledo
Además de para probar un buen cocido castellano, una escapada a Toledo es perfecta para descubrir lo mejorcito de la arquitectura religiosa de Castilla de corte gótico. El casco antiguo de Toledo es magia pura, con una catedral que ha visto pasar los últimos ocho siglos de historia toledana y una calle, la de Santa Fe, repleta de opciones para tomar una caña y una tapa de carcamusas.
5. Catedral de Palma
La Seu lo tiene todo para enamorar a los amantes de la arquitectura religiosa. Además de una fachada impresionante que se eleva como pocos templos europeos de su época, cuenta con el rosetón de estilo gótico más voluminoso del planeta. Por no hablar de su peculiar ubicación, prácticamente a orillas del Mediterráneo, algo poco común para un edificio catedralicio.
6. Catedral de Santiago
Se trata de una de las catedrales más concurridas de España, principalmente por su valor como meta de miles de peregrinos que recorren el Camino de Santiago. Majestuosa, la catedral compostelana gobierna la plaza del Obradoiro, invitando a los visitantes a pasar por el famoso Pórtico de la Gloria. Eso sí, antes hay que sentarse en una terracita para probar unas vieiras regadas con albariño.
7. Catedral de Zaragoza
La virgen del Pilar da nombre a una de las basílicas más bellas del barroco español, todo un portento de arcilla cocida y estuco de proporciones bíblicas. Solo por contemplar esta joya arquitectónica de la Ruta Mariana al borde del Ebro desde uno de sus puentes, merece la pena que te escapes a la capital maña. Aunque, si te gustan las leyendas, tienes un motivo más para visitarla: el pilar de jaspe que, según cuentan, colocó la Virgen dentro del templo.
8. Catedral de Salamanca
En la capital salmantina te espera un ambiente universitario y buena comida regional. Sin duda, son dos reclamos que le han procurado fama a la ciudad, pero no hay que olvidarse de su patrimonio arquitectónico, especialmente el religioso. Si tienes ganas de marcha aderezada con un poco de cultura, en Salamanca encontrarás tapas a precios asequibles y templos centenarios como el conjunto formado por la catedral Vieja y la catedral Nueva.
9. Catedral de Zamora
La catedral zamorana hipnotiza mientras paseas por sus plazas y zonas ajardinadas, a un paso del Duero (desde donde también disfrutarás de unas vistas preciosas). Por la perfección de su acabado, pocos dirían que se levantó en apenas tres décadas, toda una proeza para una obra de esta magnitud en pleno siglo XII. Es preciosa, con ese encanto que tiene la sencillez de los templos románicos, una belleza potenciada por los guiños a la arquitectura bizantina. Sin duda, se trata de un monumento arquitectónico que no te puedes perder en tu escapada a Zamora.
10. Catedral de León
Otra catedral imprescindible para una escapada cultural es la catedral de Santa María de Regla. El templo cuenta con una dilatada historia. Se levantó sobre un antiguo templo románico que, a su vez, se erigió sobre las ruinas del palacio de Ordoño II, que, a su vez, se encontraban sobre los restos de unas termas romanas. El resultado: una catedral de influencia francesa donde la luz y el color son los protagonistas.