Toda escapada provoca momentos mágicos e inolvidables. En la Costa Blanca de Alicante puedes descubrir algunos pueblos con encanto que te transportarán a esos instantes como si estuvieras en el paraíso con un clima especial y bañado por el intenso azul del mar Mediterráneo.
Considerado uno de los pueblos más bonitos y turísticos de Alicante. Su casco histórico lo forman un conjunto de calles empedradas, vericuetos y recovecos en los que perderse y realizar miles de instantáneas y en las que el principal protagonista es el color blanco de sus casas engalanadas de flores y plantas que lo convierten en un lugar pintoresco.
La Iglesia de Nuestra Señora del Consuelo cuya cúpula de tejas azules y blancas es un símbolo de la Costa Blanca y puede verse desde cualquier punto del municipio. Y en el Mirador de los Cronistas podrás observar unas maravillosas vistas de toda la bahía e incluso del Peñón de Ifach.
En sus 8 kilómetros de costa encuentras magníficas playas de arena fina y aguas cristalinas que atraen a un gran número de amantes del sol y del mar.
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Su paisaje lo domina la imponente figura del Montgó (declarado como Parque Natural), una montaña de 800 metros de altura situada a poca distancia de la costa y en la que disfrutarás de las mejores vistas de la ciudad.
Atesora 15 kilómetros de playas de arena fina y pequeñas calas de gran belleza, con un clima suave y unas aguas que forman una reserva Marina única en todo el litoral mediterráneo.
Un lugar que no puede faltar en tu visita es el Castillo de Dénia, de origen islámico, que sirvió después de fortaleza para la piratería.
Situado a los pies del castillo su casco histórico es una interesante mezcla de arquitectura moderna y barrios antiguos con elegantes edificios, viejas casas de pescadores, callejuelas coloridas y con un toque de antaño.
Guadalest
Con apenas 200 habitantes es una de las joyas mejor guardadas de la provincia de Alicante y está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España por su paisaje, un valle entre las Sierras de la Aixortá y la de Aitana.
Pasear por su castillo, su pequeño laberinto de calles, el centro histórico, su muralla o los restos antiguos de la fortaleza te permitirán sumergirte en el ambiente medieval que desprende encanto.
La cultura está muy presente en el pueblo. Puedes visitar hasta 8 museos, algunos de ellos tan peculiares como el Museo de Microminiaturas o el Museo de Saleros y Pimientos. Por unos 4 € podrás acceder a todos los museos.
Combina el paisaje costero muy propio del mar Mediterráneo con un legado histórico y una riqueza paisajística que lo convierten en un enclave privilegiado. Sus playas y calas de aguas cristalinas y transparentes son frecuentadas por amantes del snorkel y el submarinismo.
En su casco histórico hay un entramado de calles estrechas salpicadas de casas blancas y palacios medievales con arcos y remates de piedra.
No puedes finalizar tu escapada en la Costa Blanca sin probar algunos de los platos típicos de la zona: arroz a banda, olleta alicantina, toña alicantina o fogaseta.