Cerdeña da para muchos días de vacaciones, pero si solo tienes un finde para desconectar, aquí tienes cinco lugares que tienes que ver sí o sí en este paraíso italiano.
Escapada a Cagliari
Está claro: si vas a Cerdeña, no te puedes perder la capital. En Cagliari tienes una buena muestra de todo lo que te espera en el resto de la isla: playas, restos arqueológicos, buena comida y diversión.
Ojo al patrimonio, que es espectacular: vestigios de la época neolítica, edificios romanos, templos bizantinos, estructuras bélicas centenarias… Si te apetece pasear por la orilla del mar, no lo dudes, acércate a Poetto: kilómetros de arena y algún que otro local a pie de playa para degustar pescado a buen precio.
Una visita a Nora
Muy cerquita de la capital de Cerdeña, encontrarás Nora. Sus ruinas son imprescindibles, puede que las más valiosas de la isla. Cuenta la leyenda que fue el primer asentamiento de la isla, fundada por personajes mitológicos.
Lo cierto es que, más allá de la leyenda, Nora tiene peso histórico. Así lo muestran los restos fenicios, romanos y árabes: ¡un auténtico museo frente al Mediterráneo!
De cena en Alghero
Seguimos la ruta, pasando por Alghero. Dicen que es la ciudad con más encanto de la isla y es de las más bellas, seguro. Por eso es un must en cualquier escapada a Cerdeña. Su herencia catalana hacen que su marcha nocturna y su comida sean inconfundibles.
La “Barceloneta sarda” es un oasis con aire payés en tierras italianas, un toque especial que tiene la ciudad, ya que el italiano se funde con el catalán en bares y callejuelas.
Esa impronta medieval aragonesa se deja ver en los edificios del centro histórico de Alghero, aunque las murallas y torres del puerto también son dignas de admirar. ¡Ah! En el puerto, cómo no, también hay pescadito rico, pero no dejes pasar la ocasión de probar las pizzas del centro… ¡riquísimas!
Cueva de Neptuno
Después de visitar Alghero, toca pasar por Neptuno. No solo porque está cerca, sino por ser una de las grutas más famosas de la isla. No es para menos.
Todo el lugar es especial: entrada justo al nivel del mar, cientos de “esculturas naturales”, un lago salado en el interior (¡uno de los más grandes de toda Europa!), un balcón-mirador para contemplar la gruta desde arriba… ¡No te lo puedes perder!