Valle del Lozoya
Cuando llega el invierno, en torno al Lozoya se yerguen parajes que nada tienen que envidiarle a los paisajes escandinavos. ¿Para qué vas a volar hasta Noruega o Finlandia? Aquí mismo, en el corazón de la península ibérica, tienes destinos para disfrutar de una estampa navideña entre bosques nevados. El más famoso: el 'bosque finlandés' de Rascafría, que alberga incluso un lago y cabañas de estilo finés ¡con sauna y todo!
La Chavasqueira
¿Eres más de termas que de saunas? Perfecto. Tampoco hace falta que recorras miles de kilómetros para sumergirte en unas pozas calentitas en un entorno invernal. Las tienes en Ourense, en un complejo termal que parece sacado de un poblado islandés. Si creías que la nieve y el vapor era cosa de los nórdicos, apunta Ourense en tu listado de lugares que visitar y te darás un baño en las termas de La Chavasqueira, junto al Miño.
Parque Nacional de Aigüestortes
Si estás buscando paisajes de montaña para sorprender a tu pareja, esta joya natural de los Pirineos catalanes te enamorará. Prados, bosques, lagos y montañas nevadas se suceden sin fin en este espacio protegido: magia y romanticismo asegurados. Además, tienes montones de rutas disponibles para practicar senderismo, pero la del lago San Mauricio, con los picos gemelos de Els Encantats ocultando el horizonte, es imprescindible.
Lagos de Covadonga
¡Fan de Juego de Tronos! ¿Sueñas con emular a Jon Snow adentrándose más allá del Muro? Apunta en tus próximos destinos los Picos de Europa en pleno invierno. Contemplar los lagos de Covadonga completamente helados, rodeados de un manto blanco y espeso, no tiene precio. Eso sí, antes de adentrarte en estos parajes nevados, no te olvides de calentarte bien a base de queso de cabrales, fabada y sidra.
Sierra Nevada
Puede que estés buscando un destino que tenga de todo: paisajes invernales para retratarte con tus amigos, pueblos con encanto para descansar, montañas nevadas para esquiar, parajes casi vírgenes para perderte entre la nieve y servicios urbanos a menos de una hora de camino. Bueno, esa fusión urbano-rural existe: se llama Granada. ¡Tapas, cocidos alpujarreños, montes nevados y mucha marcha!