La cultura de un país se siente en sus platos y, el encanto, en sus caldos. Es por eso que para descubrir España a fondo hay que hacer más de una ruta gastronómica, recorriendo todas sus regiones. Cada una tiene su toque en la cocina, fruto de una herencia centenaria que ha dejado platos riquísimos, aunque algunos son poco conocidos.
Pollo moruno
Visitar Ceuta no solo es una excusa para pisar África sin salir de España, también es una oportunidad ideal para probar un plato regional delicioso y mágico: el pollo a la moruna. Si has pasado por Cádiz y su pescaíto frito te ha dejado sin habla, espera a cruzar el estrecho y probar este pollo guisado, especiado, dulce y acompañado de aceitunas y almendras. Pero como ahora viajar está un poco difícil, siempre puedes probar a hacerlo en casa.
Rape a la Rusadir
No se puede hablar de Ceuta sin mencionar Melilla, donde la fusión con los sabores marroquíes es aún mayor. Apunta en tu lista de próximos destinos la antigua Rusadir y descubrirás un tesoro arquitectónico (es la ciudad con más edificios modernistas después de Barcelona) que sabe a mar y dulces árabes.
Zarangollo
En Murcia también cuentan con platos regionales que pasan desapercibidos, como el zarangollo, una receta que sirve para todo: plato principal, tapa, acompañamiento... Normal, ¡está riquísimo! Además es un plato muy sano, pues consiste en un revuelto de productos de la huerta. Ya sabes, si te apetece un poco de tapeo vegetariano, prueba a hacerlo en casa.
Zorongollo
Plato típico de Cáceres, el zorongollo está igual de sabroso y descubrirás un plato regional que no cuenta con mucha fama. ¿Por qué será? Es una deliciosa mezcla de pimiento asado y tomate empapado en aceite de oliva virgen extra con una pizca de ajo. Sencillo y exquisito.
Gazpacho manchego
Su nombre confunde. No, no se trata de la salsa de tomate típica de Andalucía. Es un plato albaceteño digno de favear en cualquier perfil digital de cocina regional. No solo por su sabor, sino por su sencillez: un poco de carne de conejo, tomate triturado y la estrella del plato, tortas manchegas troceadas.
Escudella
Si de verdad tienes hungry, este platazo de origen medieval tiene de todo: caldo de pollo, ternera y cerdo; albóndigas a base de butifarra, huevo y ajo; y una mezcla de pasta, hortalizas y legumbres. ¡Menuda fiesta para el paladar!
Olla podrida
Si hablamos de platos regionales de origen medieval que parecen un cajón de sastre culinario, no puede faltar la olla podrida. Que su nombre no te engañe, nada de lo que le echan está en mal estado. Todo lo contrario, ¡este cocido burgalés está de lujo! Al plato no le falta de nada: alubias, zanahoria, cebolla, chorizo, morcilla, panceta, costillas, tocino… ¡Y la lista sigue!
Farinato frito
Una tapa de chorizo te la ponen en cualquier sitio, pero para comer farinato... Para eso tienes que escaparte a Salamanca y pedir unos huevos fritos con un par de rodajas de este embutido a base de pan, manteca, pimiento, cebolla, anís y aguardiente. Una mezcla magistral que te deja el paladar diciendo moar una y otra vez.
Frit
Si estás deseando poder volver a las Baleares como destino gastronómico, apunta en tu lista de manjares el plato mallorquín por excelencia: el frit. Como su propio nombre indica, hablamos de una fritura. Pero no de una cualquiera. Se trata de un plato centenario que se transforma según la estación del año, dando lugar a una jugosa lista de variedades: el frit de matanza, el frit mariner, el frit de Pascua…
Combo canario
En Canarias tienes el pack de vacaciones perfecto: buen tiempo, playa y platos contundentes. Los tinerfeños mezclan como nadie dos especialidades canarias que tienes que probar al menos una vez en la vida: las papas arrugadas y la carne de cabra en salsa. Por separado son una maravilla, pero juntas... No se puede explicar, así que aquí empieza tu viaje con el paladar rumbo a Tenerife y ¡descubre su sabor!